¿Quién no ha tenido una reunión por videollamada en el último año? Esta forma de comunicación se ha instalado en la sociedad en un año complicado, facilitando muchas cosas, pero también con sus riesgos y consecuencias.
Son muchas las cosas que han cambiado a raíz del coronavirus y entre ellas, la forma de reunirnos, tanto en un entorno laboral como amistoso, las videollamadas han tenido un papel muy protagonista en los últimos meses, donde han experimentado un crecimiento sin precedentes.
En los meses más duros de la pandemia, cuando apenas podíamos salir de nuestros hogares, las videollamadas se convirtieron en una vía de escape para ver a nuestros familiares y amigos, y también para mantener el ritmo laboral a través de reuniones virtuales. Ahora, en una semi-vuelta a la normalidad, ha decaído el boom de las videollamadas en un contexto de ocio, pero en el aspecto laboral se mantienen y quien sabe si, han llegado para quedarse.
Así, ésta herramienta se ha integrado a la perfección, gracias también a la cantidad de aplicaciones que nos permiten el visionado y la conexión entre diferentes partes, y sobretodo por las facilidades que aportan en cuanto a la comunicación. No obstante, como todo aquí también hay una parte menos bonita, que es importante tener en cuenta.
El aumento del uso de estas aplicaciones llama la atención, como no podía ser de otra manera, de los ciberdelincuentes. El incremento de las videollamadas ha puesto a su vez al descubierto una serie de vulnerabilidades y malas prácticas, tanto de usuarios como de administradores que, como nos recuerdan desde el INCIBE, conviene conocer.
Además de los riesgos comentados, hay otro que preocupa y mucho a los usuarios. Hablamos del desgaste y el estrés que generan.
El teletrabajo ha supuesto un aumento muy elevado de las reuniones en formato de videollamada, llegando a abusar de éstas en varias ocasiones, utilizándolas para asuntos que podían solventarse más fácilmente con correos electrónicos o chat. No han sido pocos los días en lo que los trabajadores han tenido hasta más de tres reuniones online; un hecho que, como respaldan varios estudios, está repercutiendo en los trabajadores con puntos de fatiga y agotamiento.
Aunque ha decaído en cierta medida el boom de las videollamadas en un contexto de ocio, en el aspecto laboral se mantienen al alza
Este cansancio se debe a la cantidad de contacto visual, muy intenso en las videollamadas, la carga cognitiva, la poca movilidad que nos permiten, y también influye el vernos en la misma pantalla, un hecho que también distrae.
Uno de esos estudios lo ha realizado recientemente Microsoft, haciendo hincapié en el impacto en la salud de las videollamadas y la necesidad de descansos por parte de los trabajadores. Los resultados del informe se pueden dividir en tres conclusiones que serían las siguientes:
Así, es importante ser conscientes de las bondades de este modo de comunicación, pero también tener muy presente, tanto los riesgos cibernéticos como las precaucinoes que conviene toma para la salud de los usuarios.