La nube pública aporta muchos beneficios, pero a veces no son suficientes y es necesario repatriar los datos a un sistema local.
¿Te imaginas meter todos los datos de una compañía en unas cajas y hacer una mudanza con ellos como con los muebles de una oficina? Estamos ante una situación irreal hoy en día, ya que no es algo factible meter los datos en cajas y moverlos de un sitio a otro. Primero porque son demasiados, y segundo porque ya no se almacenan en papel en casi ninguna situación.
No obstante, sí que se puede mover los datos de un sitio a otro. Hablamos de la repatriación de datos, que, más técnicamente hablando, consiste en el proceso mediante el cuál, se mueven los datos desde la nube hasta un almacenamiento de datos local (on premise) o bien se combinan el local con la nube.
Teniendo en cuenta los beneficios de la nube pública, como pueden ser la eficiencia, la escalabilidad, o la capacidad para consolidar funciones con menos equipamiento, también hay que tener en cuenta algunos riesgos y costes. Es por esto que muchas organizaciones están sacando sus datos de la nube y devolviéndolos a sus sistemas locales.
El hecho de devolver los datos a los sistemas locales a través de un proceso de repatriación tiene varias ventajas:
Dicho todo esto, la repatriación de los datos significa que automáticamente consigue un nuevo nivel de proximidad con los datos y de control físico de los mismos.